jueves, 28 de octubre de 2010

Los 3 Infiernos



Y he caminado sobre las aguas del infierno, y me he sumergido en el fuego eterno celestial. Y ahí es donde mi razón es anulada por Su vanidad, donde mi pensamiento pierde todo su valor, donde mi coraje se convierte en cobardía, y aquellos que se ciernen sobre mi se muestran como serpientes ávidas de la necesidad de un mundo sin las cadenas de la ignorancia y el yugo de la necedad.

Y entre el fuego y el agua, jamás podré resistirme al dulce aroma que exalta mi alma, ni a las finas gotas que exudan de las uvas con que Hades me llama a tomar asiento.

Y paseo entre las sombras del invierno de cada uno de mis ciclos, y regreso a este mundo que anula la existencia de nuestras almas en el estío. Sus gentes me traicionarán sin dudarlo, me aniquilarán, quemarán mis entrañas una y otra vez hasta saciar su sed de Ego. Y así es cada día que piso el cálido suelo que me acoge, como si de un castigo se tratara, días sin noches y noches sin día, viviendo cada uno como si fuese el anterior.

El tiempo se detiene en la incertidumbre del destino, impunes quedaremos de nuestros pecados cuando aceptemos dónde estamos, y qué nos espera más allá de la eternidad, cuando nuestra conciencia despierte y descubra la naturaleza de nuestro verdadero Ser.

Y entre el infierno de la Tierra, sumido en el pestilente olor a azufre, elijo pasar mis días con el cálido abrazo del Ego, con quien siempre podré reencontrarme.

VITRIOL.

martes, 19 de octubre de 2010

19 de Octubre



 

 

Mi cuerpo comenzaba a deslizarse entre las gentes sin necesidad de apoyarme en el suelo, observando todo a mi alrededor desde las alturas. El tiempo se ralentizaba para poder ver cada uno de los movimientos, reacciones, miradas, gestos, pasos de quienes me rodeaban, así como las oscilaciones armónicas de los árboles, los que como si a la señal de una batuta fuesen ordenados, bailaban al compás del suave susurro de los vientos de Mediodía. El dulce sentir del salitre penetraban en mis venas recorriendo cada pliegue de mi piel, mostrándome a cada momento quién soy y de dónde vengo... mis raíces, aquéllas que se alimentan de cada decisión que marca mis pasos, pasos que doy a cada instante, instantes que vivo con el orgullo de haber nacido y el objetivo de mi legado.

Mis párpados se inquietan al tiempo que mi mente acompaña a mi alma al punto más lejano de mi regresión... abro mis ojos y tras el duelo de no querer separarme de las garras de Morpheo, una vez más vuelvo a ser yo. La realidad me da caza y con saña me golpea con la fuerza de un huracán lanzando mis entrañas más allá de los límites de mi piel. Mis pupilas sangran los lamentos de mi pecho.

Imágenes pasadas, decisiones cobardes que hoy me pasan factura, demasiado tiempo perdido, horas muertas sin saber qué hacer sentada en el sofá de mi salón... tiempo que jamás regresará a mi, y sin embargo, hoy me doy cuenta de todo lo que aún no he vivido. Debo afrontar la realidad que me ha tocado vivir, mi realidad, esta dura prueba que, finalmente, marcará el resto de mis días. Siempre me he preguntado - ¿por qué yo? -.

Los segundos se hacen eternos frente a la espera y el desconcierto de mi llamada, mi vida queda resumida en un único instante en que mi estado se hace tangible a través de los labios de mi confidente que se asoma tras la puerta con su bata blanca. Su voz firme e inerte hace que cada letra de mi nombre golpee incesante en mi pecho, rumoreándolo a lo largo de mis venas. Cada paso que doy aleja más de mis días, mis pupilas afloran ante el miedo que corrompe mi alma, cada paso que me aproxima ante sus ojos ensordece los silencios que me perturban. Siento cómo su aliento acaricia mis cabellos antes que la frialdad de sus palabras arribe a mis oídos, resonando aquéllas mientras atraviesan mis entrañas como una daga bañada en almíbar. Jamás imaginé que un dolor tan profundo pudiese saborearse con tanta dulzura.

Tras la extraccción de varios bultos de mi pecho, tras la pena de su no erradicación y posterior reproducción, tras años de incertidumbre y meses de quimioterapia... al fin parece ser que los resultados han sido positivos. Ahora mis lágrimas no tienen la amargura que me ahogaban en las noches que me derrumbaban, hoy tengo algo que celebrar.

Tras despertarme de ese tierno sueño y sentir el plácido susurro de la vida, sólo me invade el deseo de vivir y demostrarme a mi misma, que incluso en los momentos más adversos, siempre seguiré siendo mi mejor amiga, mi confidente, mi belleza, mi fuerza, mi sabiduría... y sobre estos pilares construiré un nuevo día... nunca es demasiado tarde para dar comienzo a mi existencia. Ahora sólo una pregunta hace eco en mi mente... - ¿por qué no yo? -.

Hoy, 19 de Octubre, día Internacional del Cáncer de Mama, tiene como objetivo sensibilizar a la población acerca de la importancia de esta enfermedad, así como la necesidad de explorarse periódicamente para prevenir la detección tardía.

domingo, 3 de octubre de 2010

LA DELGADA LÍNEA

la_delgda_linea

 

Recuerdo aquél día en que la vida pudo conmigo... ese día en que todo se vino abajo, en que mi mundo no era tal y mi realidad distaba de los demás. Recuerdos, anhelos, esperanzas... todo aquello que una vez viví... hoy se desvance sin apenas tener el valor de abrir los ojos y afrontarlo.

Aún recuerdo con lágrimas en mis ojos las suaves curvas con las que alimentabas incluso lo más profundo de mis entrañas... esas que languidecían mi lengua cada vez que me acercaba a ti... esas con las que lograbas que emanara de mi boca el elixir del apetito. Cada vez que sentía el calor que brotaba de cada uno de tus poros, cada vez que mis párpados lacraban mis pupilas para disfrutar del aldente tacto de mis labios saboreando el agridulce sobre tu piel. Aún recuerdo aquellos días en los que me esperabas al llegar a casa tras un duro día de trabajo para disfrutar de tu compañía, de tu tacto, de tu olor... poco a poco tu sabor fue relegándose a la esquina del olvido, víctima de miradas furtivas en una sociedad en la que la imagen ha pasado de ser algo adicional a ser lo único, una vez ya ha pasado por serlo todo.

Ya no necesito más que tu edor para saciarme de ti, más que el cristalino de mis ojos para hartarme de ti, y siempre te tendré ahí, frente a mi cuerpo desnudo angosto de óseos pilares, incapaz de volver a probar ni un solo bocado del delicioso manjar que cada instante me tienta cuando nadie es capaz de ver lo que sólo yo puedo, un cuerpo castigado de hidratos y lípidos, un lienzo húmedo y caído que cubre y da vida a mis articulaciones... un desierto de vello oscuro, un dentado castigado por mi error, unos cabellos en busca de otro lugar donde morir ahogados en la pena no tener alimento...

Necios, víctimas de esta frustrante sociedad ciega que sólo ve en mi un saco de huesos frágil y decaído, incapaces de ver más allá de lo que a sus ojos se creen lo que no es, un ser seguro de sí mismo, capaz, fuerte, y con el cuerpo que siempre ha deseado tener. ¿Cuántos sacrificios son necesarios para llegar al extremo al que yo he llegado? ¿Nadie ve lo que he pasado para llegar a este estado que tanto me costado conseguir? ¿Nadie en su sano juicio puede alegrarse por haber alcanzado mi propio estado de plenitud? ¿¿¡¡Nadie!!?? Críticas, insultos, infamias, palabras más hirientes que una gota de acero fundido derramada por la espalda... ¿y ahora que lo he conseguido? ¿Qué delito cometí contra vosotros siendo como soy? Siendo como vosotros, lenguas viperinas siempre habéis deseado que fuera... Bajo el yugo de vuestra conciencia abandono este cuerpo mío víctima de una sociedad febril y aburrida de sus propias vidas...

Hoy mi cuerpo está débil, tumbado en mi sofá, sin fuerzas de llevarme ni tan sólo un único sorbo de agua que me refresque el gaznate, mis movimientos son lentos... tengo sueño... necesito descansar...

Abro los ojos y los veo junto a mi, rodeándome, hablando entre ellos, con lágrimas en sus ojos de verme tan débil, lo que creí sonrisas de alegría son llantos de tristeza por verme de esta forma. Lágrimas que desgarran mi pecho mientras caen lentamente por sus rostros para morir en la comisura de sus labios. Tanto dolor carcome aún con más insistencia mi alma que muere poco a poco ante tal baño de penurias. Debo mostrarles que aún queda mucho de mi, que aún puedo seguir en pie, sacaré toda la fuerza de mi interior para elevar mi cuerpo, mi mente y mi alma al estado en que deben estar en equilibrio. El sufrimiento ya es un hecho.

¿Cómo he llegado hasta este extremo? ¿Cómo he permitido que esto llegue a suceder? ¿Qué me han hecho los que más me aman que les he pagado con esta moneda?

¿Por qué no partí al destierro del infierno de mis hagallas para sufrir en silencio el dolor de mi propia muerte? Yo ya he pagado la pena de mi desdichada vanidad, pero... ¿y ellos? ¿Qué precio han tenido que pagar por mi?

viernes, 1 de octubre de 2010

Adán y Eva

adan_eva

 


Verano. El calor dilataba las venas por la que corre la sangre que nace desde mis entrañas, mi piel afloraba a cada brisa que Eolo me regalaba; mi paladar ha degustado los manjares más jugosos que jamás podría imaginar; mis pupilas se han deleitado con cada uno de los vaivenes de caderas que mostraban su valía y poder de seducción; mis oidos han temblado con los susurros más cálidos y el más bello verbo que acompañados de la dulce melodía de una lira sumergería a cualquier mortal al infierno de las pasiones; mi nariz ha sentido el olor de tu pudor que emanaba de tus pétalos a punto de desflorar; y mis dedos... ellos han recorrido las más bellas dunas a lo largo y ancho del desierto de tu piel, moldeando tus arenas a través de las costuras de mis besos, dibujando los mapas para no perder nunca el Norte de tu alma.


La luz estacional comienza su declive, la oscuridad se cierne sobre nuestras cabezas, tu mirada, tu sonrisa y el suave sonido de tu voz ha pasado a ser un clásico recuerdo estival, el veneno que rodeaba mi mundo ha llegado a penetrar tu piel a través de las costuras de tus cabellos, aquellos que una vez fueron míos mientras tu suave aroma a azahar llenaba mi alma. Ya no reconozco a la tuya, despreciaste todo aquello que una vez fui para ti: un sonido que provocó una vez más la sonrisa que siempre fue tuya, sentir tu voz a través de las ondas para desgarrar mi alma con acusaciones puestas en voz del Ser Pente, con la única intención de sembrar la discordia y desventura en este mundo de letras cargados de sueños y fantasías.


Otoño. A quien buscas jamás caerá bajo el yugo de tu farsa, pues el veneno que corre por las venas de mis allegados aunque mortal, jamás podrá contaminar un alma ya inmune a la cicuta, un cuerpo que aún sangra pasadas heridas causadas por tantos escorpiones que han perseguido su existencia. Los dedos viperinos de aquél que con malas artes intenta suplantar una identidad ajena y falsamente esparcida por los túneles de su eterna y depravada obsesión, la exaltación de su ego y vanidad, marcan jirones en el pergamino de mi espalda, pues es la única región en la que se atreve a mostrarse ante aquel que simplemente, sueña y vive en un mundo que sólo es real bajo el acero de su pluma.


Invierno. y jamás me fui. Tan sólo espero, en silencio, avizor desde las alturas como el halcón que acecha a su enemigo más mortal, el momento de sorprender a la víbora en la misma puerta de su madriguera, mirarle a los ojos y que con el mismo valor que muestra bajo la sombra de su eterna cobardía tenga la oportunidad de mostrar, al menos por un único instante de su miserable vida, la misma valentía de la que alardea sin entender, que el único escudo tras el que se esconde está sometido al error de nuestra distancia.


Una vez más, el Génesis deja huella a este lado de los Textos, pero esta vez Adán no acompañará a Eva: Te seguiré allá donde vaya tu alma, y te protegeré allende los límites de este mundo, siempre en los Silencios de mi dolor. Sé que volveremos a encontrarnos, en esta vida o en la próxima.