"Somos dueños de nuestros actos y esclavos de sus consecuencias"
Aún cuando en la infancia no somos dueños de la totalidad de nuestros actos por un instinto superior de protección (Padre), que toma las riendas de la dirección de nuestra vida bajo el amor sumiso de nuestra Madre, así las causas afectan a nuestro carácter. La causa es parte de nuestro aprendizaje, independientemente de quién tome la decisión, ya que la causa es para quien ejecute la acción.
Cuando somos niños aún no hemos tomado conciencia de ello. Al crecer vamos siendo dueños de esta nuestra conciencia, y con ella, de sus consecuencias. Por eso es tan importante romper ese cordón umbilical que nos une con nuestra raíz terrenal, para poder aprender de nuestros actos, de sus causas, y que ambas sean propias, para no derrumbarnos ante las causas que otros provocan.
En el instante en que decidimos que estas decisiones han de ser nuestras, nos hacemos Señores de sus consecuencias.
NO convirtamos un consejo u opinión del prójimo en una decisión propia sin haber discernido con claridad así la forma como la causa plausible.
Cada uno tiene una carga que soportar, y ésta ha de ser únicamente nuestra. Abandonad el peso de cargas heredadas, y comenzad a vivir con plenitud, llevando únicamente nuestra propia piedra que hemos de desbastar.
Una vez podamos entender esto, dejaremos de culpar a nuestro Padre, Madre, Hermano, amigo o vecino, y podremos vernos cara a cara con nuestros egos, sin espejos ni falsos reflejos.
jueves, 8 de mayo de 2014
martes, 22 de abril de 2014
Alcohol
La espiritualidad es como el alcohol.
Si te excedes, comienzas a ver Amigos donde antes sólo existían desconocidos, abrazas bajo un manto de excusas, abres tu corazón con la esperanza de que a alguien le importe, te sientes en posición de juzgar al prójimo ante mezquinos, ves Fraternidad allá donde antes sólo existía envidia, y perdonas... perdonas por doquier a aquél que te mira por encima del hombro, al enemigo que sólo ves en tu exterior, ... te crees superior por alcanzar un estado de exaltación que te hace sentir único en este mundo.
Cuando lo abandonas, te sientes confuso, las ideas van y vienen, y la Luz duele al contacto con tus ojos, tu cuerpo se siente enfermo, algo por dentro no te permite conciliar el sueño, tus ojos son incapaces de derramar una sola lágrima sin arañar tus pupilas, te sientes avergonzado por los besos y abrazos derrochados, te sientes decepcionado al comprobar que aquellas sinceras palabras cayeron en oídos huecos, entras en un duelo personal al verte reflejado en tu propio espejo, en el que tan sólo deseas que aquel episodio sea olvidado y no se te juzgue por tus actos.
Recuerda: Bebe con moderación, que tu cuerpo sea capaz de hacer suyo tanto lo bueno como lo malo, pues lo malo no es más un reflejo de nuestros propios Egos, si huyes de ellos, huyes de ti mismo.
Que tu Ego no consiga embriagarte, impidiendo así que distingas la vigilia de los sueños.
Si te excedes, comienzas a ver Amigos donde antes sólo existían desconocidos, abrazas bajo un manto de excusas, abres tu corazón con la esperanza de que a alguien le importe, te sientes en posición de juzgar al prójimo ante mezquinos, ves Fraternidad allá donde antes sólo existía envidia, y perdonas... perdonas por doquier a aquél que te mira por encima del hombro, al enemigo que sólo ves en tu exterior, ... te crees superior por alcanzar un estado de exaltación que te hace sentir único en este mundo.
Cuando lo abandonas, te sientes confuso, las ideas van y vienen, y la Luz duele al contacto con tus ojos, tu cuerpo se siente enfermo, algo por dentro no te permite conciliar el sueño, tus ojos son incapaces de derramar una sola lágrima sin arañar tus pupilas, te sientes avergonzado por los besos y abrazos derrochados, te sientes decepcionado al comprobar que aquellas sinceras palabras cayeron en oídos huecos, entras en un duelo personal al verte reflejado en tu propio espejo, en el que tan sólo deseas que aquel episodio sea olvidado y no se te juzgue por tus actos.
Recuerda: Bebe con moderación, que tu cuerpo sea capaz de hacer suyo tanto lo bueno como lo malo, pues lo malo no es más un reflejo de nuestros propios Egos, si huyes de ellos, huyes de ti mismo.
Que tu Ego no consiga embriagarte, impidiendo así que distingas la vigilia de los sueños.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)